“Mi hijo es hiperactivo. No lleva audífono ni silla de ruedas
como otros niños de su colegio, pero aunque su mal no se vea, él también
necesita ayuda… y nosotros. Ya no sabemos qué hacer y lo que es peor,
creo que el colegio tampoco”. La autora de estas palabras es Ana, madre de un chico de 14 años diagnosticado de TDAH desde que tenía seis.
Por
desgracia aún existen muchos padres con un sentimiento parecido, que se
sienten desorientados y a veces solos ante las dificultades de sus
hijos. En los últimos años, muchos han sido los logros pero falta mucho
por hacer: son necesarios más estudios, más divulgación, ayudas más efectivas a familias, planes especializados en los colegios y una definición más clara de acciones eficaces para afrontar la difícil tarea de educar y convivir con un TDAH.
Cambios recientes
Lo cierto es que en los últimos años se ha avanzado mucho en la comprensión del TDAH.
Y mucho de lo que hoy sabemos es clave cara al tratamiento. La
investigación lo ha dejado claro. Este cuadro no puede ser reducido a un
simple déficit atencional o a un exceso de movilidad. Hoy existe gran
consenso: la alteración ejecutiva es el aspecto nuclear del TDAH.
Y ¿qué es esto? ¿qué son las Funciones Ejecutivas? Pues el grupo de capacidades que
nos permite autorregular nuestra actividad y pensamiento, establecer
metas y organizar y secuenciar los pasos necesarios para conseguirlas de
manera eficiente.
Realmente son capacidades determinantes en la vida de una persona. Sin embargo, hasta hace poco sólo un reducido número
de padres o profesores conocían que el rendimiento académico, social o
laboral dependía tan estrechamente de su estado. Pero es así. La sede de
dichas funciones se sitúa en la corteza prefrontal del cerebro y hoy sabemos que estas áreas maduran hasta tres años más lentamente en los TDAH. Esto debiera ayudarnos a comprender por qué les cuesta tanto dirigir eficazmente su vida.
¿Cuáles son los principales síntomas de una disfunción ejecutiva? Según Barckley, las personas con esta afectación presentan un grave problema de inhibición. Pero también:
- Carencias en memoria no verbal.
Esto dificulta que aprendan de la experiencia y generalicen. Por eso
caen siempre en la misma piedra, a pesar de sus buenas intenciones.
Viven en presente; les cuesta contemplar el futuro, cooperar o controlar
el paso del tiempo.
- Carecen de lenguaje interno y esto les impide actuar
coordinadamente y regularse. También seguir instrucciones y solucionar
problemas, expresar lo que saben de forma organizada y coherente o
automotivarse.
- Tienen problemas en la autorregulación emocional:
Por eso son frecuentes los altibajos en su ánimo, baja tolerancia a la
frustración, pérdida del control y los problemas sociales.
- Tienen dificultades para resolver problemas, planificarse y realizar acciones coordinadas para lograr objetivos, planificar su vida; elegir respuestas adecuadas y pensar en el futuro.
¿Y
qué implicaciones tiene esto en el tratamiento? Pues muchas. Intervenir
el procesamiento ejecutivo es mucho más que trabajar atención o frenar
movilidad. Los TDAH son inteligentes, tienen aptitudes pero no las saben utilizar: Según Brown “a su cerebro le falta el director de orquesta”. Compensar esta falta es el objetivo de la intervención escolar, familiar y clínica.
Estrategias para mejorar su funcionamiento
A los TDAH las cosas no les suelen ir bien. Es crucial ofrecerles experiencias de éxito. Para ello es obligado diseñar acciones que compensen la alteración ejecutiva. Daremos algunas pautas que puedan servir de guía.
1. Los TDAH no tienen memoria de trabajo. Así que tienen grandes dificultades para regular su pensamiento y mantener la información en la mente. ¿Cómo ayudarles? es difícil si no podemos “oír qué piensan”. por eso, con los TDAH es fundamental externalizar su pensamiento. Para
conseguirlo deberemos “hacerles hablar; pedirles que piensen en voz
alta”, que cuenten qué deben hacer o qué hacen en cada momento. De este
modo podrá trabajarse su lenguaje interno, hasta que éste acabe mediando
su conducta.
2. Les cuesta recordar datos relevantes y aprender del pasado. Podemos ayudarles. Utilizando recordatorios visuales: post-it, carteles. Ponerlos donde puedan verse.Pero sobre todo diseñando entornos con rutinas muy marcadas donde sea fácil funcionar bien sin pensar mucho. Este aspecto es clave en la vida de un TDAH
3. También tienen dificultades para actuar de forma reflexiva. Por eso es bueno ajustar sus actos a una secuencia: para-piensa-decide. Repetir hasta generalizar. Recordar con señales visuales.
4. Les cuesta planificar y pensar en el futuro. Así que conviene desglosar las metas en pequeños pasos. También hay que enseñarles a organizar su trabajo y sus descansos; obligarles a planificar tareas, vacaciones, fechas de entrega. Enseñarles a usar la agenda. Dar tiempo antes de trabajar
para organizar lo necesario y eliminar lo innecesario. Avisarles con
tiempo de los cambios y de lo que sucederá al acabar. Recordárselo
mientras trabajan.
5. Tampoco son conscientes del paso del tiempo, así que no es útil darles más. El paso tiempo debe externalizarse. Trabajar con relojes, temporizadores, cronómetros. Dividir tareas en partes, para que su atención se mantenga y no cometa fallos.
6. Les cuesta atender a lo relevante y resistir interferencias del entorno. Ayudarles dando instrucciones breves, claras y concisas; de una en una. Hacer que las repita oralmente. Alejar de su vista estímulos irrelevantes.
Evite que trabaje en estancias compartidas. En clase, situar en
primeras filas si trabaja en grupo colocar donde no deba girarse para
ver la pizarra. No les permita escuchar música o la tele encendida
mientras trabaja.
7. Tienen dificultades para establecer acciones coordinadas y pensamiento secuenciados. Por eso es recomendable. Manipular contenidos. Dividir actividad en partes. Enseñar pasos para ejecutar tareas. Emplear autoinstrucciones en deberes y rutinas diarias. Enseñar estrategias para detectar lo importante. Utilizar carteles para recordar y marcadores, carpetas, colores para organizarse. Enseñar a transformar aprendido en narrativa coherente. Forzar la revisión de los trabajos; poner señal de que se ha hecho.
8. También les cuesta mucho regular la conducta. Por ello es bueno ofrecer entornos muy reglados, enseñar asertividad, autoinstrucciones para guiar actos, trabajar consecuencias.
9. Tienen mucha dificultad para regular emociones. Se les puede ayudar con técnicas para canalizar ira o sobrexcitación. El teatro, yoga o meditación también han mostrado eficacia.
10. Y al carecer de lenguaje interno, también presentan dificultades para automotivarse. Todos necesitamos motivación. Para ayudarles es bueno reforzarles de forma visible y externalizar logros mediante registros. Alabar lo que hacen bien sin mucha demora: no controlan el futuro. Dar información frecuente sobre sus actos: “Muy bien, sigue así”.
Hemos de tenerlo claro. Puede que muchos TDAH tengan buen rendimiento escolar o laboral. Pero que logren una vida plena
dependerá sobre todo de que consigan controlar sus síntomas
disejecutivos. Resta lo más
difícil: Paciencia, ánimo y sobre todo, mucha constancia.
Fuente: Publicado por Rocío Mayoral en El Confidencial