dimecres, 23 d’octubre del 2013

Mamá, no me grites, por favor...



Gritar es una costumbre muy fea. Cualquiera lo sabe y procura no hacerlo. Pero a veces no bastan las buenas intenciones. Quién tiene hijos pequeños sabe bien que las travesuras, rabietas y andanzas de los pequeños de la casa sacan la impaciencia del más tranquilo. Muchos padres y madres se encuentran a menudo «dando voces» y saben que ni es lo adecuado ni es lo que funciona, al menos a la larga.
                      

Y es que la teoría, como casi en todo, es mucho más sencilla que la práctica. Llegar tarde al trabajo y lidiar con un enano en plenos terribles dos años que en el último momento tira el colacao y hay que cambiarlo de ropa puede desquiciar al mismo Job. ¿Qué hacer para no gritar a nuestros hijos? ¿Por qué no debemos hacerlo? Como siempre hemos pedido ayuda al experto y nos contesta cómo proceder. O al menos darnos unas pautas.

Ana Arroyo Urtasun es psicóloga en el Centro de Investigaciones y Terapia de Conducta en el prestigioso centro Cinteco.

¿Por qué motivo no se debe gritar a los niños?

—Cuando vamos a llevar a cabo una conducta es importante detenernos a pensar las consecuencias que la misma va a provocar. Antes de nada, debemos tener en cuenta que los adultos somos modelo de actuación para los niños y que tanto nuestras acciones adecuadas como las inadecuadas van a ser aprendidas por ellos, por lo que se recomienda reflexionar sobre los «modelos de comunicación y resolución de conflictos» que les queremos transmitir. ¿Queremos que nuestros “pequeños” aprendan a hablar a gritos como estrategia para conseguir lo que quieren?

¿Cuáles son las principales consecuencias negativas de gritarles?

—La conducta de gritar puede ser en ocasiones muy reforzante para los padres o profesores porque perciben que cuando elevan la voz su hijo o alumno les obedece. A corto plazo esta estrategia a veces resulta útil y por ello continúan utilizándola, sin embargo, con el tiempo los gritos generan una «tolerancia» en el niño y dejan de ser efectivos (se acostumbran a ellos), lo que provoca que cada vez el tono de voz para que respondan tenga que ser más elevado.

Otra consecuencia negativa sería la que ya hemos nombrado. El grito se convierte en un modelo de comunicación. Los niños aprenden que si quieren ser escuchados deben gritar. Recuerdo una escena que viví una vez en que un hijo llamó a su madre gritando «MAMAAAA, MAMAAA», la madre le respondió «¡así no se habla!» y el niño le replicó «así es como tú me llamas a mí». La madre no supo qué replicar.

Este ejemplo nos refleja como los niños lo imitan todo, y si queremos inculcar algo, debemos predicar con el ejemplo.

Otra motivo por el que el uso abusivo del grito es inadecuado es que el grito deja de ser el reflejo del enfado. Si a un niño su padre o madre le suele hablar en un todo bajo y un día le grita, el niño aprende que eso que está haciendo le enfada a su padre/madre o que ese día él o ella está enfadada por algo y es importante que actúe rápido. Si por el contrario el grito es lo habitual, el niño no discrimina el enfado hasta que el volumen de la voz paterna no llega a un nivel altísimo. Esto generará desgaste en el padre y pérdida del criterio de realidad por parte del niño.

Mucha gente cree que si no se levanta la voz no se consigue que te tengan respeto, ¿qué opinas?

El respeto nada tiene que ver con los gritos. Respetar significa tener a la otra persona en consideración, lo que lleva implícito el hecho de ser escuchado. Creo que esta falsa creencia refleja una realidad que algunas personas viven y que hace referencia a su propia experiencia de que si no gritan no son escuchados. Es verdad que el grito llama la atención y es un signo de enfado, ante el cual los niños suelen reaccionar, pero como ya he explicado, el niño acabará acostumbrándose a él y el padre no sabrá ya como imponer su respeto.

Existen otros modos de comunicar seriedad y severidad más útil y menos desgastantes. Si analizamos el canal a través del cual queremos que le llegue la información al niño, veremos que el grito llega por el canal auditivo, pero el niño está tan acostumbrado a él que es posible que escuche las palabras como ruido. Además, si está inmerso en alguna tarea que requiere concentración (ej: jugando a la consola), es posible que ni lo escuche. Por el contrario, hay otros canales con el que el niño puede salir de ese ensimismamiento, el táctil (tocarle el hombro), y el visual (contacto ocular). Si está concentrado y le tocamos el hombro se dará cuenta de que estamos ahí, una vez que esto ocurre tomará contacto visual y en ese momento estará preparado para escucharnos. Además si nuestra cara y gestos reflejan seriedad, comprenderá la importancia de responder a lo que le están comunicando.

¿Cómo se consigue ser asertivo con los niños?

Para comunicarnos con los niños de un modo asertivo (ni sumiso ni agresivo), es necesario seguir los siguientes pasos:

•Acercarnos a hablarle siempre desde una distancia corta (no de una habitación a otra).

•Asegurarnos de que sabe que le estamos hablando. Para ello establecer contacto ocular.

•Hablar con voz calmada y firme. Utilizar un tono bajo e ir haciendo pausas para marcar la importancia de las palabras. Ej: ve..a recoger… todos.. los… juguetes… que…están ..en… la… habitación..  ahora mismo.

El lenguaje que utilicemos debe ser sencillo y directo, sin preguntas ni sarcasmos (evitar utilizar frases del tipo: ¿te parece bonito cómo has dejado la habitación?, o ¿puedes ir a recoger la habitación?)

•El niño debe saber que si no se hace lo que se le pide habrá una consecuencia. Por ello siempre que le pidamos algo debemos asegurarnos de que lo cumple o de que se aplica la consecuencia. Si por desgaste dejamos de insistir o le hacemos nosotros las cosas, el niño aprenderá a ignorar.

¿Cuáles son las edades en las que suelen comprender que mamá está enfadada?

—En torno a los 9 meses los niños ya comprenden que existen emociones positivas y negativas. Cuando algo les llama la atención se giran a mirar la cara de sus padres, buscan a través de su expresión facial información para guiar su acción (ej: si oigo un ruido miro a mamá para tranquilizarme o llorar).

No comprenden las causas que provocan el enfado pero saben que tras esa emoción (cara seria y tono firme) hay una consecuencia negativa.

Los niños pequeños buscan por todos los medios el afecto de sus progenitores y es la falta del mismo lo que les va a hacer comprender que lo que han hecho no le gusta a mamá o a papá.

A estas edades tempranas el niño aprende a través de consecuencias, y no tanto de palabras, por lo que no sirve de nada darles largas charlas. Para lograr que respondan según nuestros deseos es importante aumentar la dirección ej: si mi hijo va a tocar el enchufe cogeré su mano y la apartaré a la vez que con cara seria le diré «NO».

A partir de los 3 años la comprensión del mundo emocional de los niños se va haciendo más compleja y ya son capaces de atribuir causalidad a las emociones básicas (si ven a su madre enfadada pueden anticipar que es porque ha pegado a su hermano). Comprenden qué acciones generan enfado en sus padres por lo que pueden anticipar las consecuencias de las mismas.

¿Cuáles son las frases que sí se pueden decir y cuáles son las que no?

Frases que se pueden decir:

•En positivo: «Haz la cama», «Cuando termines recoge los juguetes».

•En negativo: «No me gusta que mientas»,

«No te dejo que juegues a la consola entre semana»

Frases que no se pueden decir:

•En positivo: «¿por qué no haces la cama?»

«¿Te parece bonito dejar todo tirado?»

•En negativo: «Eres malo»

«Ya no te quiero»

Y si alguna vez olvidamos estas precisas pautas y normas no hay que dramatizar. Es bueno que los padres pidan disculpas a los hijos explicando que eso no se debe hacer y que sienten haber usado los gritos. Los niños también aprenden con el ejemplo que es bueno decir lo siento y pedir una nueva oportunidad.

Fuente: Publicado por Gema Lendoiro en ABC.es 

diumenge, 20 d’octubre del 2013

Los mejores trucos para contar cuentos a nuestros hijos

El momento ideal es antes de dormir, es conveniente que el cuento tenga un final feliz...
Los mejores trucos para contar cuentos a nuestros hijos

La lectura es uno de los hábitos más valiosos que los padres pueden inculcar en sus hijos. Y todo empieza por los cuentos de la más tierna infancia. Con ellos se estimula el desarrollo de los niños, satisfcen sus necesidades, es una forma de comunicación y relación entre padres e hijos, un momento íntimo de afectividad... Con los cuentos se aprende. Y también entretienen, divierten y se disfruta de muy cálidos momentos, de risas, de sueños, del mundo de la fantasía, de la imaginación... Por eso, nunca está demás, conocer algunos trucos, consejos, para que esa costumbre sea uno de los mejores momentos de cada día en la familia.

De la mano de dos especialistas, los padres harán disfrutar a sus hijos y disfrutar ellos mismos de los cuentos de toda la vida, y de los más modernos. Jorge Casemeiro, director del Centro de Psicología y Pedagogía Psicopaidos y asesor del Colegio Profesional de la Educación, y Isabel Carril, directora de publicaciones generales de la editorial Bruño, dicen cuál es la mejor forma de leer un cuento a nuestros hijos:

¿Qué es mejor un cuento narrado o leído? Es más fácil narrar un cuento porque mantiene mejor la atención del niño, ya que se le puede mirar a los ojos, captar sus gestos... Pero hay que intercalarlo con cuentos leídos, porque así es más fácil que adquiera el hábito de leer libros.

¿Cuándo empezar? Desde que nacen, en eso no dudan los expertos. La musicalidad de las nanas, de las canciones, de las rimas, es una forma de que el bebé se vaya introduciendo en las narraciones.

La lectura de un cuento puede incorporarse en cualquier momento: siempre como un hablarle, contarle o cantarle asociado a la presencia de un libro, que al niño le interesa como un objeto de exploración oral y para manipular. Hay libros adecuados a los niños cuando son tan pequeños: con texturas, colores y materiales que llamarán su atención.

¿Cuál es el mejor momento del día para contar un cuento? Cualquier momento es oportuno. Sin embargo, contar un cuento antes de dormir por la noche tiene muchas ventajas: es un momento de intimidad entre el niño y los padres, de afectividad, es una oportunidad de comunicarse... Esto tiene un efecto «sedante»: el niño se siente protegido y le facilita conciliar el sueño. El cuento les relaja. Establecer esta rutina les organiza la vida y saben lo que tienen que hacer, aportándoles así seguridad. Cuando sean adultos también será ese el momento de leer un libro.

Si el niño reclama leer un cuento en cualquier momento ¿hay que hacerlo? Depende de la edad del niño y de la disponibilidad de los padres. Los niños también pueden entretenerse solos con los cuentos.

Son un recurso para afrontar situaciones incómodas

¿Hay que leerles cuentos todos los días? Sí, de esta forma se establece una rutina que les aporta seguridad. Un cuento es compatible con muchas otras rutinas: cuando viaja en coche, cuando se baña, cuando está comiendo... Y es un buen recurso que ayuda en momentos difíciles: cuando está nervioso, en una sala de espera o en un viaje... Esas situaciones puede resultar muy incómodas para niño, el cuento le ayuda a sobrellevarlas porque abre la puerta a la fantasía.

Si un día están cansados o enfermos, y no quieren un cuento, hay que ser flexibles.

¿Los niños pueden elegir el cuento? Es responsabilidad de los padres conocer los gustos del niño y sus preferencias, porque un cuento que no le guste va a fracasar. Y tener en cuenta que el niño elegirá el material que previamente se ha puesto en sus manos, y eso lo hacen los padres. En ocasiones, lo padres pueden utilizar un cuento como un recurso para afrontar ciertas situaciones.

Muchos niños quieren siempre el mismo cuento ¿se debe seguir esta pauta? La repetición es una característica de los niños, forma parte de su evolución, favorece el desarrollo de la memoria y el aprendizaje. Además, les da seguridad porque se anticipan y saben lo que va a ocurrir.

¿Hay que evitar la televisión, el móvil... al leerles un cuento? En efecto, cuantas menos distracciones mejor. Evitar los aparatos eléctricos y favorecer un entorno tranquilo y silencioso estimula la comunicación y la lectura compartida.

¿Cuánto tiempo se dedica a la lectura del cuento? Depende de la edad, de las circunstancias, de la hora... A veces 5 o 10 minutos pueden ser mucho, y otras el mismo niño puede parecer inagotable.

¿Hay trucos para mantener la atención? Lo primero es que el cuento interese al niño. Y después hay que ser didáctico: dramatizar, implicarse... Y sobre todo no cansarle, ser flexible y ajustarse a su rendimiento.

Hay que encontrar recursos para mantener su atención: unos títeres o marionetas (fabricadas en casa) que salen de detrás de la espalda o de un cofre les sorprenderán. También se le pueden hacer preguntas porque les hace implicarse, pero sin abusar ya que pueden perder el hilo del cuento.

Cuando los niños son pequeños, lo mejor es completar el cuento y no tener interrupciones pues pierden el hilo de la narración y el interés. Sin embargo, hay que tener una premisa: más vale dejar el cuento a tiempo que contárselo por la fuerza. Leer un cuento debe ser un momento placentero.

¿Se debe escenificar, utilizar gestos...? Lo importante es transmitir interés, sin forzarse en hacer lo que resulta incómodo o artificial. Cada padre tiene un estilo a la hora de leer un cuento. Cierta dramatización siempre es eficaz, así como recursos verbales (cambios de voces, hacer pausas, el volumen o el tono de la voz...). Los gestos también son útiles, pero puede bastar con usar la mano para señalar ilustraciones u objetos que aparecen en el cuento. Por las noches, cuanto más suave mejor, pues hay que ayudarles a relajarse.
Resulta de mucha utilidad que el padre ensaye, controle y conozca muy bien el cuento que va a contar.

Existen muchos recursos para dar entonación al cuento: librerías que organizan cursos de cuentacuentos, vídeos en internet, libros que enseñan a contar...

¿Hay que detallarles la escena o mejor que utilicen su imaginación? Depende de la edad, de la concentración... Pero detallar mucho la escena puede dificultar la narración y desviar la atención. Además, es conveniente que también trabajen su imaginación. Lo más importante es destacar y aprovechar aquellos detalles en los que el niño se fija y muestra interés.

Se puede salir del hilo narrativo del cuento, sobre todo cuando el cuento sea difícil de entender y no esté adaptado al niño. Si hay palabras o frases que no puede entender por el contexto o con el apoyo de una ilustración, es necesario adaptarlo a su capacidad.

¿Cómo se lee? Frases sencillas, claras y breves. La complejidad verbal y escénica debe ir introduciéndose de forma progresiva, inteligente y paciente. Nos podemos inventar el cuento que leamos.
Al principio podemos recurrir a las ilustraciones como guías sin necesidad de leer literalmente el texto. El texto lo podemos abreviar o parafrasear, incluso inventarnos otro sobre la historia. Lo importante es construir una trama simple y coherente que reconforte y cautive al niño.

¿Se pueden preguntar al niño sobre el cuento? Sí, aunque no se trata de poner al niño a prueba, ni agobiarle. Puede ser un recurso para mantener su atención, para su formación o incluso para conocer su conocimiento de la vida y los sucesos que le pueden haber ocurrido.

¿Los cuentos tienen que acabar con un final feliz? Sí, sobre todo en la primera infancia. El niño está indefenso ante situaciones ambiguas y complejas que no está formado para procesar y gestionar. Su seguridad radica en la visión del mundo que le transmitimos. Necesita estructuras narrativas simples que le permitan experimentar dosis adecuadas de sus propias emociones naturales desagradables (rabia, miedo, tristeza) en un contexto donde las emociones naturales agradables (amor, poder y alegría) resulten triunfantes. El cierre feliz permite al niño dar por concluido el ciclo de la narración, tanto en términos afectivos como en los de su propia estructura mental.

A medida que crecen, podemos ir introduciendo nuevos finales.

¿Cuándo dejar de leer cuentos? No hay una edad exacta. La capacidad de leer por uno mismo va sustituyendo la necesidad de que le lean. Cada niño lleva su ritmo y tiene que ser un proceso gradual y suave: pasar de que le lean cuentos a que los lea él mismo.

Lo que está claro es que el ejemplo lo dan los padres: si un niño crece en un lugar con libros y ve leer a sus padres, hará amistad con los libros. Lecturas que luego se podrán compartir y comentar en familia.


Fuente: M. J. Pérez-Barco / Madrid , publicado en ABC.es

dijous, 17 d’octubre del 2013

La importancia del gateo para el desarrollo motor


Muchos padres no conocen la importancia del gateo para desarrollar correctamente el cerebro. Mediante el gateo los pequeños niños desarrollan la visión, la tactilidad, el habla, el equilibrio, además de otras importantes funciones. Hoy en día la mayoría de los bebés no se arrastran, ni gatean lo suficiente, no se les da la oportunidad de moverse libremente por el suelo, y esto puede causar futuros inconvenientes.

 

El gateo es el resultado de una evolución en el control del cuerpo. Es un movimiento armónico, simétrico, coordinado que proporciona a la columna un alivio rápido y efectivo desde las primeras jornadas del ejercicio. Los bebés suelen empezar a gatear hacia los ocho a nueve meses, algunos lo hacen alrededor del año, otros a los seis meses, mientras que hay niños que aprenden a caminar sin haber gateado nunca.

Para el bebé esta es una etapa muy importante en su desarrollo evolutivo ya que les ayuda a fortalecer y desarrollar los músculos de sus brazos, piernas, espalda y cuello, así como las articulaciones de todo su cuerpo. Mediante el gateo el bebé desarrolla sus sentidos y desarrolla la autonomía, ya que al abandonar la quietud, el bebé comienza a decidir hacia dónde ir y por dónde moverse, lo cual es fundamental para que pueda ir aprendiendo a tomar sus propias decisiones.

A continuación le brindamos algunos aspectos sobre la importancia del gateo: 

1. El gateo es una de las bases para el desarrollo cerebral y educativo del niño. Gracias al gateo se van creando las rutas de información neurológica entre los dos hemisferios, esto quiere decir, que va a facilitar el paso de información esencial del un hemisferio a otro, permitiendo la maduración de las diferentes funciones cognitivas. 

2. Desarrolla el patrón cruzado, es decir, la función neurológica que hace posible el desplazamiento corporal organizado y en equilibrio del cuerpo humano. Esto implica que el brazo derecho va sincronizado con el pie izquierdo y el brazo izquierdo con el pie derecho. 

3. Desarrolla el sistema vestibular de suma importancia para activar la emisión de señales de los dos laberintos del oído al cerebelo, el desarrollo de esto permite que el bebé desarrolle su percepción, así el podrá saber a ciencia cierta dónde están todos y cada uno de los puntos de su propio cuerpo, así el cerebro puede ordenar a cada parte particular que actúe conforme a las necesidades que se presenten en forma ordenada e independiente. 

 4.Otro aspecto que permite desarrollar el gateo es la convergencia visual, el bebé al mirar al suelo para colocar la mano o la rodilla convenientemente, el proceso de convergencia es cuando el bebé enfoca ambos ojos en un punto a la distancia que atrae su interés. Por ejemplo si se dirige a un punto gateando, dirige ambos ojos al infinito; la idea es desarrollar esta convergencia mediante ejercicios que faciliten la acomodación visual. Se sabe por estudios optométricos, el gateo influye bastante en evitar problemas visuales a futuro. 

5.- El gateo ayuda al niño a determinar el espacio que le rodea, con lo cual motiva su desarrollo neorológico obteniendo información del ambiente, que le permitirá ejecutar una interacción social. 

6.- Ayuda a desarrollar la “dominación hemisférica”, proceso por el cual se incrementan las habilidades de los niños; es de señalar que los hemisferios determinarán el empleo de la parte derecha o izquierda del cuerpo en tal o cual acción que el niño realice. 

7.- Mediante el gateo se va desarrollando la coordinación cerebral ojo-mano. Cuando el niño gatea se establece entre ambos una distancia similar a la que más adelante habrá entre ojo y mano a la hora de leer y escribir. Por tanto, el gateo favorece decisivamente la aparición temprana de ambas funciones -leer y escribir- con los beneficios adicionales que ello conlleva intelectualmente.

    Por ello es muy importante poder darle la oportunidad a los bebés de gatear libremente, muchas veces no les permitimos realizarlo porque siempre estamos pendientes a que se vayan a ensuciar, o que se pueden hacer daño, o por cuestión de seguridad pensamos que mejor están en el corral, limitando su espacio para la exploración, para que se puedan trasladar por diversos lugares fortaleciendo su autonomía y seguridad. 

      Los padres o adultos a cargo de los niños deben buscar brindar un espacio en que el niño pueda desplazarse con facilidad. No obligarlo a ponerse de pie, el niño lo hará cuando realmente se sienta seguro. Si lo presionamos, y el niño no se siente preparado lo más probable es que pronto se desanime y no quiera volver a pararse, ya que lo que hemos logrado es haberlo bloqueado.

    Es recomendable poder adaptar la casa para que el niño pueda gatear libremente. Debemos cerrar los lugares peligrosos, como los enchufes, tener cuidado con las esquinas de los muebles. Es también importante poder tener en cuenta la ropa que usa el niño cuando gatea, está debe de ser cómoda, es preferible que no use zapatos. 

      Los niños necesitan siempre una motivación para que puedan sentirse interesados para poder realizar las actividades sobre todo si son nuevas para él. Es muy probable que los niños en un inicio no quieran gatear ya que es un ejercicio que ellos deben de ir realizando poco a poco, por ello, es muy importante acompañarlo en esta nueva etapa y lo motivaremos con ayuda de su juguete preferido o algún otro juguete que colocaremos a cierta distancia del niño y estimularlo a gatear para poder irlo a buscar.

dimarts, 15 d’octubre del 2013

Materiales educativos: RED (Refuerzo y Desarrollo de Habilidades Mentales Básicas)

Colección de cuadernos RED (Refuerzo y Desarrollo de Habilidades Mentales Básicas) Ed. ICCE      

   RED 0.2     RED 0.4    RED 1.1A      RED 1.4   

   RED 2.3     RED 2.5     RED 3.7      red32



Serie pionera de publicaciones de apoyo, potenciación y recuperación de las dimensiones madurativas básicas y de los aprendizajes escolares fundamentales. Destinada a niños de 4 a 12 años; los distintos títulos se dividen en cuatro tramos:

  • Infantil (4-6 años)
  • Iniciación (6-8 años)
  • Seguimiento (8-10 años)
  • Afianzamiento (10-12 años)

Cada uno de estos niveles presenta una serie de títulos que tratan de manera sistemática distintos aspectos del desarrollo intelectual del niño, de forma que las necesidades concretas de cada escolar puedan ser atendidas de manera específica.

La colección se compone de los siguientes cuadernos:

RED Infantil (4-6 años):
  • 0.1 Lenguaje y conceptos básicos
  • 0.2 Razonamiento.
  • 0.3 Discriminación perceptiva.
  • 0.4 Esquema corporal.
RED Iniciación (6-8 años):
  • 1.1A Alteraciones de lecto-escritura.
  • 1.1B Alteraciones de lecto-escritura.
  • 1.2 Razonamiento lógico básico.
  • 1.3 Orientación espacial.
  • 1.4 Atención selectiva.
  • 1.5 Comprensión verbal.
  • 1.6 Cálculo. Problemas.
  • 1.7 Coordinación grafo-motriz.
RED Seguimiento (8-10 años):
  • 2.1A Alteraciones de lecto-escritura.
  • 2.1B Alteraciones de lecto-escritura.
  • 2.2 Razonamiento lógico-básico.
  • 2.3 Orientación espacial.
  • 2.4 Atención Selectiva.
  • 2.5 Comprensión verbal.
  • 2.6 Cálculo mental.
  • 2.7 Coordinación grafo-motriz.
RED Afianzamiento (10-12 años):
  • 3.1A Alteraciones de lecto-escritura.
  • 3.1B Alteraciones de lecto-escritura.
  • 3.2 Razonamiento lógico-básico.
  • 3.3 Orientación espacial.
  • 3.4 Atención selectiva.
  • 3.5 Comprensión verbal.
  • 3.6 Cálculo y resolución de problemas.
  • 3.7 Escritura. Ortografía.

diumenge, 13 d’octubre del 2013

La sonrisa, un efectivo mecanismo antiestrés


Este pequeño gesto fortifica el sistema inmunitario y fomenta las relaciones gratificantes con los demás

La sonrisa es un pequeño gesto muy poderoso y fundamental para el bienestar y la salud de las personas, han afirmado este viernes en una mesa redonda el filósofo José Antonio Marina y el psiquiatra Luis Rojas Marcos, que ha defendido esta acción como un "mecanismo antiestrés muy efectivo".
 
Casa América ha acogido este debate, moderado por el periodista Javier del Pino, con motivo del Día Mundial de la Sonrisa, que se celebra desde 1999 el primer viernes de cada mes de octubre.

Marina y Rojas Marcos han ofrecido su visión sobre los diversos niveles en los que incide el gesto de sonreír, que han resaltado como un acto comunicativo de bienestar que aporta múltiples beneficios y protege la salud física y mental.

El psiquiatra ha destacado la conexión fisiológica de doble dirección que existe entre las emociones y los gestos faciales.

"Hoy sabemos con certeza que la sonrisa puede ser tanto el resultado como la causa de reacciones químicas en el cerebro que producen emociones positivas", ha añadido.

"No sólo exteriorizamos nuestro estado de ánimo con la sonrisa, sino que la sonrisa termina por producir en nosotros sentimientos positivos genuinos: sonreímos porque estamos alegres y estamos alegres porque sonreímos", ha añadido el experto afincado en Nueva York.

Ha abundado en que "la sonrisa es un mecanismo antiestrés muy efectivo", ya que "fortifica nuestro sistema inmunitario, fomenta en nosotros estados emocionales saludables y estimula las relaciones gratificantes con los demás". "¿Se puede pedir más?", se ha preguntado.

Marina, por su parte, ha aportado la visión sociológica de los beneficios de la sonrisa y de qué manera ésta actúa en las relaciones interpersonales.

"La sonrisa es un signo expresivo de bienestar que fomenta la sociabilidad y favorece la comunicación entre las personas. Es uno de los pocos gestos que es común a todas las culturas", ha comentado.

El filósofo ha explicado el significado que socialmente tiene la sonrisa. "Este gesto demuestra que se acoge amablemente a la otra persona y que existe una voluntad de comunicación. La sonrisa fomenta la confianza y permite crear un entorno seguro", ha dicho.

Así, ha esgrimido que "la cultura de la sonrisa" podría ser un buen antídoto para una sociedad en tensión como la actual, en la que las relaciones se han endurecido por el ajetreado ritmo de vida, el estrés y las dificultades cotidianas.

En este sentido, Marina ha apoyado el espíritu de la jornada recordando los beneficios de una campaña a favor de la sonrisa ya que "existe una correlación entre la frecuencia de la sonrisa y la salud de las personas".


Font: EFE/MADRID publicat en www.levante-emv.com